Una semana por las Islas Seychelles
¡Bienvenidos a el mundo con Helen!
De todos los viajes que he hecho, el de las Islas Seychelles, en África, es el que más me ha marcado y el culpable de que para mi ya no sea posible estar mucho tiempo sin comprar un vuelo.
Hace ya tres años fuimos al paraíso, y me da mucha rabia no tener apuntados los nombres de todos los sitios que visitamos, porque en aquél momento no tenía en mente escribir ningún blog.
Aunque en realidad, si os sirve de consuelo, nosotros tampoco hicimos una gran investigación sobre a que playas ir. Las más conocidas (que son las que si he conseguido el nombre) estaban llenas de atractivos turísticos y nosotros preferíamos la idea de estar solos ante las maravillas azules de la isla.
Nuestra ruta por las islas fue la siguiente:
- 4 noches en la isla de Mahé (del 12 al 16 de Agosto de 2015).
- 3 noches en la isla de Praslin y visita a la Digue (del 16 al 19 de Agosto de 2015).
De una isla a otra nos desplazamos en avión.
#1 día
Salimos de Barcelona, y tras hacer una cortísima escala en Dubai, llegamos a la isla de Mahé.
Nos dirigimos hacia el hotel donde dormimos las próximas cuatro noches, e inmediatamente salimos caminando a investigar la zona y a buscar alguna de las muchas maravillosas playas.

El hecho de ir caminando nos permitió entrar en la zona más profunda de la isla y ver como vivían sus habitantes en casas sencillas y dispuestas a lo largo de un camino.

Llegamos a la playa Anse Takamaka. Realmente tenía la sensación de estar en el paraíso. Os dejo con las fotos, porque ninguna de la palabras que utilice ahora harán justicia a su belleza.

Pasamos allí toda la tarde, bañándonos, haciéndonos fotos… Y cenamos en el restaurante que se intuye en la parte derecha de la foto de abajo.



#2 día
El segundo día alquilamos un coche para poder movernos con más facilidad y fuimos a visitar Victoria, la capital más pequeña del mundo.

Tras unas cuantas horas de visita, decidimos seguir nuestra ruta y buscar algún otro paraíso natural.
Llegamos a una playa donde nos pareció que había demasiada gente, así que decidimos contratar una barca para salir a hacer snórkel.
El precio de la excursión fue más bien elevado y tuvimos que regatear bastante, pero mereció la pena, sin duda.
#3 día
Empezamos el tercer día cogiendo el coche y con la idea de encontrar una playa tranquila donde disfrutar del paisaje los 8 solos. Y lo conseguimos.
Aunque la verdad es que solos solos no estábamos. En la playa que encontramos vivía un hombre con barba blanca que se había construido una casa con las ramas de los árboles. Parecía sacado de una película. Y la verdad, me dio mucha envidia y me plantee si sería viable hacerlo yo también.


Nos hubiéramos quedado en aquella playa eternamente, pero seguimos nuestro camino para explorar la isla con la mayor profundidad posible. A medio camino, al lado de la carretera, nos encontramos con un mirador con vistas a las casitas del lado de la playa.
No sabéis la envidia que sentí en aquél momento.

Seguimos con nuestra ruta hasta que nos encontramos que al lado de la carretera había un grupo de hombres que ofrecían excursiones al interior de la selva para visitar una cascada.
Al principio no estábamos muy seguros de haber hecho bien al contratarla, pero la verdad es que nos encantó. El guía nos explicó con señas algunas peculiaridades del camino (no hablaba inglés), nos enseñó animales (como una araña que cogió y dejó que le caminara por los brazos) y nos llevó hasta la cascada.
A los lados del río había unas piedras altas des de las que estuvimos tirándonos durante mucho rato. Fue realmente muy divertido.


Al acabar, contratamos una salida en barca hacia playas a las que solo se podía llegar con este transporte.

Contratamos una, con un precio también bastante elevado (teníamos la suerte de ser 8, por lo que salía relativamente bien por cabeza). Primero nos llevaron a hacer snorkel y después nos llevaron a una playa donde estábamos completamente solos.

Y de todo el viaje, este es el momento que recuerdo con más cariño. Estuvimos tomando el sol, jugando, haciendo fotos… Hasta que empezó la puesta de sol y paramos todos de hacer lo que estábamos haciendo para contemplar la infinita belleza de lo que estaba pasando ante nosotros.


Con los chicos de la barca acordamos la hora a la que tenían que venirnos a buscar y fueron muy puntuales.
#4 día
El cuarto día contratamos una excursión en barca hasta el Atolón de Aldabra, un conjunto de islas protegidas. A su alrededor hay un arrecife de coral, y en ellas habitan tortugas gigantes, que están cada vez más en peligro de extinción.
Fuimos a visitar la isla que está exclusivamente reservada para ellas, no hay hoteles y los barcos no pueden atracar cerca (hecho que explica la foto de debajo).


Es una isla pequeña que se rodea caminando (la parte que la selva lo permite) y dentro hay tortugas paseando libremente.


La isla era realmente preciosa, tanto por las playas como por su interior.
Antes de ir a las islas, las tortugas nunca me habían llamado especialmente la atención. Pero en este momento me parecieron animales adorables y no podía parar de hacerles fotos y ponerme a su lado.



Al acabar la excursión por la isla, volvimos a la barca y pasamos el resto del día practicando snorkel. A la vuelta visitamos el puerto con las casitas que más arriba os he explicado que vimos desde un mirador. Impresionantes.
Durante el resto del día, el mismo barquero nos llevo por la zona a hacer snorkel y a visitar el puerto donde la gente rica tiene las casas de veraneo.
#5 día
Y el quinto día… ¡Cambio de isla! Rumbo a Praslin.
Nuestro vuelo salía por el mediodía así que nos dio tiempo de madrugar y quedarnos por las playas más cercanas al hotel haciendo fotos y tomando el sol.

Cogimos la avioneta y nos dirigimos a Praslin.
Una vez allí, pedimos un taxi para ir a visitar una playa que estaba alejada civilización y acordamos con él a que hora tenía que venir a buscarnos.
Paseamos, tomamos el sol, hicimos snorkel… Y de nuevo vivimos una de las magníficas puestas de sol que brindan estas islas.



#6 día
El sexto día nos levantamos para desayunar y alucinamos con la ubicación de las mesas y las vistas. Nos dejó a todos sin palabras.

Para este día teniamos organizada una excursión en barca a la Isla de la Digue, conocida por tener la playa considerada como las más bonita del mundo. Y con razón.




El medio de desplazamiento por la isla es la bicicleta, cosa que hizo la visita todavía más especial.

Al finalizar el día regresamos a Praslin.
#7 día
Uno de los símbolos de las islas Seychelles, son los cocos de la isla de Praslin por la particular forma que tienen (os dejo con una foto para que la valoréis vosotros mismos).
Así que por ello, decidimos visitar una reserva llena de palmeras con estos cocos y una gran variedad de pájaros y réptiles en su interior.

Después fuimos a la playa de delante del hotel y hicimos piragua, pádel surf y tomamos el sol para disfrutar de nuestras últimas horas en el paraíso.
Es un viaje que recomiendo al 100% aunque es muy caro. Para ir y disfrutarlo bien es muy recomendable hacer las todas las excursiones que he explicado. Nosotros, para compensar gastos, la mayoría de días solo desayunábamos en el hotel y la siguiente comida en plan bien era ya la cena.
ALOJAMIENTO:
Isla de Mahé: hotel Double Tree by Hilton Allamanda
Isla de Paslin: hotel l’Archipel del Praslin
Espero haberos servido de inspiración.
¡Nos vemos en el próximo post!
molt bonic
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