El Valle de Viñales, Cuba

Cuba en 15 días: Parte II

¡Bienvenidos a el mundo con Helen!

Viñales es sin duda una de las joyas de la corona de Cuba por la belleza de sus paisajes. Pasamos tres maravillosos días en la zona, ¡y aquí te lo explicamos todo! 

Nuestro viaje por Cuba duró 15 días, y en un post anterior a este hablamos sobre Trinidad, Cienfuegos y sus sorprendentes alrededores. ¡No te lo pierdas!

El Valle de Viñales

#1 día

Llegamos a la Habana muy tarde y pasamos nuestra primera noche en una casa particular de la ciudad. Al día siguiente, nos levantamos temprano para ir a buscar el coche de alquiler y empezamos el trayecto hacía el Valle de Viñales. 

Las dos horas y media que duró el viaje, permitieron que nos hiciéramos una idea sobre muchos aspectos del país, y rápidamente nos adentramos a los conocidos años 50 en los que Cuba ha quedado atrapada. 

Muy pocos coches en la carretera, carros tirados por caballos y gente caminando por el arcén, nos acompañaron durante todo el camino y nos invitaron a conocer más de la forma de vida cubana de lo que habríamos podido imaginar. 

La mayoría de coches con los que nos cruzábamos eran alquilados por turistas, por lo que no eran muy distintos a los que estamos acostumbrados a ver en nuestra ciudad. Pero de vez en cuando, un coche americano de los años 50 se cruzaba en nuestro camino, ofreciendo una imagen todavía más bonita de la carretera enmarcada por palmeras, campos de cultivo y algún que otro riachuelo. 

De la Habana a Viñales
De la Habana a Viñales

Los cubanos que no tienen coche particular ni se mueven con carros tirados por caballos, tienen la opción de desplazarse en transporte público. Pero por falta de combustible en todo el país, es igual de escasa que todas las demás posibilidades. 

Por este motivo los arcenes de la carretera de la Habana hasta Viñales están llenos de gente haciendo autoestop, que al ver acercarse un vehículo rápidamente levantaban el dedo, ofrecen un fajo de billetes o se acercan peligrosamente al coche. 

Realidad con la que nos topamos de frente en el cruce hacia Pinar del Río, una de las desviaciones que hay que tomar para llegar a Viñales.

Un grupo de hombres con uniforme, nos silbaron y nos indicaron que parásemos el coche. Se identificaron como el organismo encargado de regular el transporte de personas en tiempo de escasez de combustible y nos pidieron que acercásemos a un guía hacia Viñales ya que este llegaba tarde a trabajar. 

Nosotros accedimos a llevarlo. Rápidamente el hombre empezó a establecer relación con nosotros, preguntando por nuestro país, por como teníamos montado el viaje y ambientado el coche con música. 

Hasta que acabó invitando a mi pareja a fumar un puro con él. (Por algún motivo decidió que yo no estaba interesada en probarlo). Empezó a guiarnos hacía un lugar donde teóricamente solo estaríamos nosotros tres y sus dos habanos, pero al llegar nos presentó a otro hombre que se encargó de vendernos puros, una excursión a caballo y hasta una comida tradicional cubana. 

Picamos en todo menos en la última opción, donde ya empezamos a darnos cuenta de que todo había sido un montaje para que se lo comprásemos todo a ellos, tal y como confirmamos con otros turistas y locales después. Por lo que ya sabéis, si alguien os obliga a parar y no es un policía oficial… ¡No lo hagáis!

Tras esta pequeña aventura, llegamos a la casa particular que alquilamos en Viñales y fuimos a comer a un restaurante muy bueno, que nos había recomendado nuestro amigo de los puros. Ponían mucha cantidad de comida a buen precio, lo que como teníamos mucha hambre agradecimos de verdad ;). 

Comida cubana
Comida cubana

Paseamos por el pueblo. Era un muy turístico, por lo que nos cansamos bastante deprisa y decidimos ir a visitar el hotel Jazmín. 

El Valle de Viñales desde la terrzada del hotel Jazmín
El Valle de Viñales desde la terrzada del hotel Jazmín

Desde su terraza, se pueden observar las vistas más famosas del valle. Tomamos mojitos, charlamos y disfrutamos mucho del espectáculo que nos ofreció el cielo tiñéndose de amarillo y naranja, regalándonos uno de los atardeceres más especiales que hemos vivido jamás.

Atardecer en Viñales
Atardecer en Viñales

Después fuimos a cenar a un restaurante que ofrecían música en directo y comimos ropa vieja, un plato que si viajas a Cuba tendrás que probar si o si. 

#2 día

A las nueve de la mañana nos dirigimos de nuevo a la casa de nuestro amigo de los puros para empezar la ruta a caballo. 

Paseo a caballo por Viñales
Paseo a caballo por Viñales

Tenía muchas expectativas puestas en esta excursión, directamente proporcionales al miedo de salir decepcionada de ella. Pero por suerte la excursión por el valle, que duró aproximadamente 4 horas, fue absolutamente maravillosa. 

Los mogotes y su abundante vegetación, convierten el Valle de Viñales en un sitio absolutamente único. Pasamos con el caballo y nuestro guía por cultivos de tabaco y café principalmente, aunque también había cultivos de diversos alimentos. 

Llegamos al Valle del Silencio, considerado uno de los rincones más bonitos de la zona donde pudimos parar a bañarnos en una laguna (hacía muucho calor). 

Laguna del Valel del Silencio
Laguna del Valle del Silencio

Cuando terminamos la aventura, comimos en el pueblo y cogimos el coche para ir a visitar el mural de la prehistoria. 

Se trata de un mural de 120 metros de altura, creado en 1959, donde se representa la evolución de las especies desde la prehistoria. 

El mural de la prehistoria
El mural de la prehistoria

Para acceder a él, hay que pagar 3CUC (que incluyen una consumición en el bar de dentro).

Después fuimos a Canopy, donde ofrecen la posibilidad de realizar un circuito en tirolina desde dónde se ve todo el Valle. Aunque las vistas son impresionantes,  tanto la actividad  como los trabajadores que nos acompañaron fueron del todo decepcionantes. 

Pagamos 7 CUC, para estar menos de 10 minutos en un circuito en el que caminamos más de lo que disfrutamos de las atracciones, y ellos a penas nos dirigieron la palabra. Nos ataban, nos lanzaban y listos. Esta misma actividad bien montada, habría podido ser fácilmente un recuerdo memorable del valle. 

Canopy
Canopy

#3 día

Al día siguiente nos levantamos temprano para ir a Cayo Jutías. Una playa que se encuentra a una hora y poco de Viñales. Nosotros fuimos en nuestro coche de alquiler, aunque también cabe la posibilidad de ir en transporte público o taxi colectivo. 

Cayo Jutías
Cayo Jutías

Eso si, elijas la opción que elijas, prepara las cervicales. La carretera para ir hacia la playa está realmente «malita», tal y como nos advirtieron los cubanos a los que preguntamos.

Hay dos posibles rutas para llegar a ella, y preguntamos a varios habitantes de Viñales cual de ellas era la mejor opción, pero no se ponían de acuerdo con cual de las dos estaba peor, así que sin saber muy bien el motivo elegimos la opción de Las Minas. 

Al principio la carretera era normal, asfaltada y con algún que otro tramo que no estaba en perfectas condiciones, pero nada alarmante (aunque igualmente en este tramo es obligatorio ir despacio, en cualquier momento puede haber un hoyo en la carretera). 

En cuanto el camino cambió el asfalto por tierra, la cosa empezó a complicarse. Completamente lleno de socavones por la carretera, la mejor opción la mayoría del tiempo era circular por el arcén. Y en caso de que esto no sea posible, hay que tener paciencia e ir poquito a poquito pasando los tramos, vigilando de no pinchar una rueda o de no rallar el bajo del coche. 

Carretera para llegar a Cayo Jutías
Carretera para llegar a Cayo Jutías

(Este tramo no es el peor con el que nos encontramos porque no tengo más fotos, aún así me ha parecido importante compartir esta foto para que podáis haceros una idea de la carretera). 

Cuando llegamos por fin al parking de la playa, pagamos 3CUC al vigilante y fuimos a informarnos de las excursiones que ofrecían allí. 

Elegimos coger una barca para ir a ver estrellas gigantes. Desde mi punto de vista, no mereció mucho la pena. Estuvimos mucho menos rato en la barca por unas inminentes lluvias (que tardaron bastante en llegar), y las estrellas eran bonitas, pero había pocas. 

A parte, pienso que sigue habiendo poca consciencia del daño que se puede hacer a estos animales al tocarlos y sacarlos del agua, y el propio guía nos invitó a hacerlo (aunque con un límite de tiempo). 

"Not all the stars belong to the sky"
«Not all the stars belong to the sky»

(Esta foto la hice en Panamá, Bocas del Toro, pero no se me ocurre una mejor forma de transmitir el mensaje). 

Así que mi recomendación es, que si es la única playa que vais a visitar, hagáis la excursión, pero si vais a ir a más sitios, como por ejemplo a Cayo Largo del Sur (que es para mi la joya de Cuba en cuanto a playas), el snorkel puede esperar. 

Cuando volvimos a la orilla, caminamos por la playa hacia la izquierda (de cara al mar), hasta llegar al límite permitido y después hasta la derecha. Recomendamos hacer ambas cosas pero quedarse a la derecha, donde hay una playa amplia. Además, si cruzas por el agua un grupo de arboles que hay al final, encuentras una enorme playa en la que tan solo había dos grupos de personas.

Desconexión
Desconexión
Playa solitaria en Cayo Jutías
Playa solitaria en Cayo Jutías

Tras beber piña colada, tomar muucho el sol y disfrutar de la calma de la playa solitaria, regresamos a Viñales, tomamos un mojito por 2CUC en la plaza central, cenamos y nos fuimos a dormir para poder marchar a Trinidad temprano al día siguiente por la mañana. 

Espero haberos inspirado para organizar una bonita experiencia por el Valle, o al menos haberos hecho pasar un buen rato. 

¡Nos vemos en el próximo post sobre la Habana!

Nuestra ruta:

 

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