4 días por el Parque Nacional Corcovado
¡Bienvenidos de nuevo a El Mundo con Helen!
Si estáis pensando en viajar al Parque Nacional Corcovado, una de las regiones del mundo con más biodiversidad del planeta, habéis llegado al sitio indicado. En este post os explicamos todo lo que aprendimos y todo lo que podéis hacer durante una estancia de 4 días por el Parque Nacional Corcovado.
A continuación, os dejamos un resumen de nuestra ruta completa por Costa Rica, con un enlace a los correspondientes posts de cada lugar, y un mapa para que podáis planificar vuestro viaje más fácilmente.
Nuestra ruta completa
- San José.
- San Gerardo de Dota – El Cerro de la Muerte.
- Parque Nacional de Corcovado.
- Parque Nacional Marino Ballena.
- Arenal
- Tortuguero
- Puerto Viejo
Antes de empezar a leer este post sobre nuestra ruta por Corcovado, te recomendamos visitar lo que escribimos sobre todo lo que hay que saber antes de viajar a Costa Rica, donde te damos información esencial sobre como viajar por el país de forma sostenible y respetuosa con el medio ambiente.
El Parque Nacional Corcovado
Con una superficie de 42.560 hectáreas terrestres y 3.354 hectáreas marinas, el Parque Nacional Corcovado es una de las regiones con mayor biodiversidad del planeta. Fue reconocido como tal en 1975 con la finalidad de proteger la región de los buscadores de oro y actualmente se ha convertido en uno de los destinos ecoturísticos más populares.
Dentro de sus fronteras, más de 140 especies de mamíferos, 400 de aves, 116 de reptiles y anfibios, 40 de peces y 500 de arboles quedan protegidas de la acción humana. Entre las más reconocidas destacan el mono tití, los guacamayos, la rana dardo verdinegra, el puma, el jaguar, los osos hormigueros, los monos araña, la serpiente terciopelo y los cocodrilos.
Hay dos zonas desde las que se puede acceder al Parque Nacional: desde Puerto Jiménez (más accesible) o desde Bahía Drake. El Parque cuenta con trece ecosistemas principales diferentes -que van desde manglares pantanosos hasta pantanos herbáceos- y se divide en seis sectores diferentes. Nosotros nos alojamos y visitamos el sector la Leona.

Día 1: selva y colibríes
Nuestro vuelo desde Barcelona aterrizó en la capital -San José- que se encuentra a más de 370km de distancia de Corcovado. Debido al estado y trazado sinuoso de las carreteras, hay casi ocho horas de camino entre San José y el punto donde hay que dejar el coche para entrar en el Parque Nacional, por lo que, para no hacer todas las horas de golpe, paramos una noche en San Gerardo de Dota y aprovechamos para tener un primer contacto con la selva.

Nos alojamos en un albergue en el Cerro de la Muerte, un espacio rodeado de parques naturales y selva habitados principalmente por aves, entre las cuales destaca el Quetzal, un simpático pájaro multicolor al que tuvimos la suerte de ver al día siguiente (con la ayuda de prismáticos).

Lo primero que hicimos al llegar fue salir a caminar por la zona. Había varias rutas marcadas (no es recomendable entrar en la selva si no es por un camino marcado o con un guía) y pudimos admirar sus imponentes y majestuosos arboles.
El bosque estaba lleno de flores y colibríes, que advertían de su presencia con un zumbido parecido al de una enorme abeja batiendo sus alas.



Día 2: un quetzal y mucha carretera
Al día siguiente, por la mañana, salimos a buscar Quetzales con un guía experto. Rápido apareció un precioso ejemplar que nos deleitó peinándose las plumas en una rama.

Contentísimos por haber podido verlo, continuamos el trayecto hacia el Parque Nacional Corcovado. Nos esperaban 6:30h de coche. La mayoría de viajes son muy largos, no por la distancia entre los lugares si no por el estado y el trazado sinuoso de las carreteras. Especialmente en el último tramo del camino hacia Corcovado: una carretera de tierra, atravesada por torrentes -por lo que en un día de fuertes lluvias es imposible pasar- y unos socavones considerables.
Estas condiciones hacen que el Parque Nacional de Corcovado no figure en el manual básico del turista. Se necesita tiempo y paciencia para llegar hasta él.
Aparcamos el coche a una hora y media de distancia del alojamiento, en un aparcamiento público a partir del cual estaba prohibido el tráfico rodado. El Leona Eco Lodge es un complejo de cabañas al que llegamos tras caminar 3’5km por una playa de arena negra enmarcada por el verde tropical de las palmeras y habitada por cientos de especies de animales.



¡Qué maravilla de trayecto, de alojamiento y de lugar! Pasamos allí un total de tres noches, y de verdad que fue absolutamente increíble.
4 días en el Parque: naturaleza y más naturaleza
Nos levantábamos por la mañana con el ruido del mar, el grito de algún que otro mono y el cantar de infinitas aves. Paseábamos por la playa mientras veíamos el amanecer, desayunábamos y empezábamos la ruta por el parque con nuestro amabilísimo guía.
Descubrí que cada mañana, un grupo de monos araña desayunaba en un árbol cerca de nuestra cabaña. Así que cada día a la misma hora procuraba estar cerca para observarlos.

Ir acompañado de un guía, estar en silencio y seguir estrictamente el camino son tres de las normas que hay que seguir al entrar al Parque Nacional Corcovado.
En la selva hay varias especies de animales venenosas y altamente peligrosas. El desconocimiento de su presencia o de como actuar en caso de que ocurra algún incidente puede derivar en consecuencias muy graves. Por eso las medidas anteriores, como la presencia de un guía experto, son absolutamente esenciales (y de obligado cumplimiento).
Nosotros tuvimos la suerte de ver osos hormigueros, una boa constrictor, búhos, muchísimas parejas de guacamayas, cangrejos, cangrejos ermitaños, ranas, arañas, monos araña, murciélagos… Y descubrimos especies que no sabíamos que existían como los pizotes o las eiras. No cabía dentro de mi la felicidad que sentía, no solo por tener la suerte de verlos, sino por descubrir que todavía hay sitios en el mundo en los que el impacto de los humanos es relativamente pequeño.



Después de estas preciosas rutas, volvíamos al alojamiento. Pasear por la playa, leer un libro en las hamacas, buscar monos y aves por los arboles más cercanos, bañarse en la orilla del mar o incluso darse una ducha fría en el baño al aire libre de la cabaña se convirtieron en actividades de mágica rutina diaria.

Como no teníamos luz artificial, la puesta de sol marcaba la hora de cenar y dormir. Igual que la salida del sol marcaba nuestro despertar. Dos sensaciones que al principio pensaba que me agobiarían, pero que se convirtieron en una de las mejores experiencias de mi vida. Sentía que era una con la naturaleza. Hasta la dieta, básica, fresca y natural iba en concordancia con este sentimiento.

Ni siquiera la lluvia nos molestaba, a pesar de que por la noche los truenos y la fuerte lluvia parecían lo más cercano a la caída literal del cielo.
Espero que este post os haya ayudado e inspirado para planificar vuestro próximo viaje. No olvidéis leer nuestro post sobre el Parque Nacional Marino Ballena para descubrir más tesoros naturales de Costa Rica.
¡Nos vemos en breve para continuar el viaje!
Un comentario en “El Parque Nacional Corcovado, Costa Rica”